
El frío aire de aquel día invernal, dejó la plaza vacía. Recorrí con la mirada el espacio mientras me abrochaba el abrigo. A lo lejos, un anciano paseando a su perro y una pareja sentada en la terraza de un bar junto al calor de una estufa. Al girar la esquina, me sorprendió un pequeño local. Las rejas abiertas de metal negro abrazaban una bonita puerta de madera y cristal. Me acerqué a ver que había y una sonrisa se dibujo en mis labios. ¡Era una chocolatería!
Nada más entrar, el aroma me cautivó. Cada rincón de aquel hermoso lugar había sido bellamente aprovechado. Las estanterías de hierro forjado y vidrio estaban iluminadas con una luz suave y delicada y junto a las paredes de piedra se creaba una romántica atmósfera. No era una chocolatería normal. A simple vista, su aspecto era sobrio, pero en conjunto se podía percibir una verdadera admiración por el producto bruto: El auténtico cacao. Una chocolatería artesanal como pocas se encuentran ya.
Y entonces, entre bombones y piel de naranja confitada, las vi. Unas deliciosas rocas suizas de chocolate emplatadas en una antigua bandeja de metal oscuro y desgastado. No te decepcionaban. Lo que se veía era lo que eran. Almendra caramelizada cubierta de una fina cobertura de puro chocolate. Al morder, el sonido crujiente se mezclaba con la suavidad del cacao. Extasis para los sentidos.

BOMBONES
300 g de palitos de almendra
50 g de azúcar glass
15 g de mantequilla
COBERTURA
50 g de chocolate negro 85%
50 g de chocolate con leche
50 g de chocolate blanco
1. Vierte en una sartén los palitos de almendra junto con el edulcorante y carameliza a fuego medio, sin dejar de remover hasta que estén dorados. Apaga el fuego, añade la mantequilla y remueve para integrarlo todo.
2. Divide los palitos de almendra en tres partes iguales (para tres chocolates) de unos 100 g cada una, deja enfriar y mientras, prepara una bandeja con papel vegetal.
3. Funde el primer chocolate al baño maría. Empieza por el blanco para poder usar el mismo recipiente y no manchar el resto de chocolates.
4. Un vez fundido, apaga el fuego, vierte los primeros 100 g de palitos de almendra dentro del chocolate y mezcla. Deja el bol al baño maría para mantener la mezcla fundida y que puedas trabajar con tranquilidad.
5. Con la ayuda de dos cucharitas, coge porciones y forma montones encima del papel vegetal.
6. Repite la operación con el resto de chocolates y deja secar las rocas a temperatura ambiente antes de consumir.
Antes de que endurezcan, puedes decorarlas con ralladura de cítricos, sal marina, especias o hierbas molidas. Las combinaciones son infinitas. ¡Usa la imaginación!
Claudia
Jorge
He tenido la oportunidad de probarlas ¡y están de muerte!
¡Super recomendadas!
Gina
¡UUAAUU!!
Me dan ganas de traspasar la pantalla y ¡saborearlas!
No solo por la pinta, sino por lo bonita que es la entrada.
Ya tengo ganas de hacerlas en casa.
¡Gracias Claudia por esta exquisita receta!
Montse
Hola Claudia,
M’encanta aquesta recepta. Están tan bones! I l’explicació i les fotos que has fet son precioses filla. Tan de bó pugis més receptes. T’haig de dir que el teu blog m’ha sorprès per la delicadesa i dedicació. Es nota l’amor que poses en ell.